martes, 2 de diciembre de 2008

Entrevista a Iñaki Ábalos: "Las torres son una construcción que pondrá a Roces en el mapa de Gijón"


El proyecto estrella del plan urbanístico estrella tendrá un arquitecto estrella. Iñaki Ábalos, conocido internacionalmente por ser el autor de construcciones emblemáticas en importantes ciudades de todo el mundo, dejará su firma en Gijón con las dos torres proyectadas para el nuevo barrio de Roces y presentadas ayer en un acto multitudinario.

Este futuro referente de la ciudad será visible desde varios accesos al casco urbano y dotará de personalidad al nuevo Roces. Ábalos cree que sus dos edificios «ponen en el mapa» a la zona que crecerá al otro lado de la ronda. Estas torres sustituyen al proyecto inicial de construir una edificación con forma de «U» invertida.

¿Por qué dos torres de cien metros para una de las entradas a la ciudad?

Desde el primer momento vi que la situación urbanística era delicada y que, a pesar de que se ha hecho un gran esfuerzo en lo referente al suelo, la visibilidad de toda la actuación era algo crucial y que competía más a los arquitectos que a nadie. Cuando vi la propuesta inicial, que ya asignaba una cierta monumentalidad al lugar, inmediatamente pensé que no tenía toda la consistencia necesaria para, hablando metafóricamente, situar Roces en Gijón. Desde el primer momento, hicimos un análisis de soleamiento y vimos que con las torres se conseguían efectos más positivos.


O sea que las viviendas nacen de la necesidad de aprovechar al máximo las horas de luz solar.
Sí, con la misma edificabilidad que el anterior proyecto, testamos distintas alternativas hasta encontrar lo que yo llamo una doble puerta. Por una parte, una puerta para el eje de Roces y, por otra, para el eje transversal. Para el eje de Roces, el proyecto se configura como dos proas que avanzan claramente esbeltas. Para el eje transversal, estos edificios configuran una portada que, visto desde las autovías, va a poner en relación el lugar con el mar y la montaña, es decir, con el Norte y con el Sur.

¿Qué importancia tienen los dos edificios en el conjunto del área residencial de Roces?
Son dos puertas distintas, pero, vistas en movimiento, se transforman la una a la otra. Es un mecanismo muy sencillo con ciertas posibilidades arquitectónicas, pero que permiten crear viviendas mucho más soleadas, con vistas inmejorables y una visibilidad urbana que pasará a ser uno de los referentes de Gijón.

En Gijón las grandes construcciones en altura siempre han sido motivo de polémica ciudadana. ¿Se librará su obra de la censura popular?
Creo que las torres son una construcción que pone a Roces en el mapa y que pone en relación el paisaje maravilloso de la ciudad con este lugar que hasta ahora era extrarradio. Consigue un efecto urbano que espero que la gente entienda. No se puede esperar unanimidad en una sociedad democrática. Espero que la gente entienda que no se trata de construir por construir, sino de conformar el todo de modo que haya una resonancia entre arquitectura y marco geográfico.

En sus obras siempre rige el concepto de «sostenibilidad». ¿En qué se aprecia este criterio en las torres de Roces?

El proyecto tiene una virtud y es que señala que el lugar es interesante. Señala que la proa de Roces, junto a las autovías, es un sitio significativo. En el anterior proyecto observé que muchas viviendas no tenían sol. Yo soy de Donosti (San Sebastián) y conozco bien lo que supone tener una vivienda con soleamiento o sin él. Me parecía que no se podía sacrificar la vida cotidiana en favor de la monumentalidad. Así que intenté retomar la idea de monumentalidad, pero evitando los problemas que generaba.

Para un arquitecto acostumbrado a construcciones emblemáticas, ¿es más gratificante diseñar bloques de viviendas que edificios singulares para otros usos?
Para mí es absolutamente gratificante que desde el sector privado haya un intento de hacer cosas con sentido para la ciudad. Es un signo de progreso, civilización y optimismo. Los programas residenciales tienen muchos elementos de interés y los programas institucionales o públicos, también. Como profesional deseo profundamente poder alternar unos y otros y no someterme a una especialización absurda. A muchos arquitectos les pasa que se estabilizan y no pueden salir de ahí. Es el típico ejemplo del que hace plantas de reciclaje. A ese arquitecto, ante cualquier planta de reciclaje en cualquier pueblo, le llaman. Y eso no tiene sentido.

¿Hasta qué punto afecta la actual crisis de la construcción al sector de la arquitectura?

Somos los primeros en notar la crisis. Internamente el problema es mantener estructuras que ha costado tiempo crearlas. Si tienes 20 personas en torno a ti, hay que reconocer que es complicado mantenerlas. Por otra parte, las crisis en la arquitectura han sido siempre momentos de reflexión y de intensidad creativa. Repensar la última década, con su alegría y banalidad, con un panorama algo menos optimista significa un gran reto para los arquitectos.

¿Roces es uno de sus grandes retos cualitativos?

Para mí, la calidad cuando se habla de una construcción en altura es que todos los ciudadanos se identifiquen con ella porque establece un diálogo no sólo con el caserío preexistente, sino con todo el marco geográfico o productivo de la ciudad. Lo importante es que los ciudadanos entiendan que el artista se ponga en relación con el paisaje.


Fuente: www.construtecno.es

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